18 diciembre 2025

LAS HORAS

 




Las horas del presente son fugaces,

en cambio el futuro es de una densidad

tan lenta y parsimonia, tan demorada,

tan impuntual… No así el pasado.


El pretérito es un visto y no visto

que se apelmaza de manera caótica

y en ese mismo e indisciplinado desorden

aparece y desaparece a capricho,

sin que intervenga la voluntad.


Las horas cabalgan a lomos

de premiosos y apocados jumentos,

mientras rumorean el tic tac del reloj;

siempre al paso, nunca al trote ni a galope,

sino con el balanceo de ese ir y venir

desde el ronzal hasta la cola

en un ondular incesante e impreciso.


En cambio, los instantes contigo,

esas horas remecidas y adormecidas

en proximidad a tu cuerpo,

o simplemente en tu presencia,

bajo la luz protectora de tu mirada,

son una eternidad que no se desdibuja

ni tampoco transita por la esfera sideral,

sino que forman parte indivisible

de ese tiempo perfecto y agramatical

del que solo sabemos tú y yo.


Nuestras miradas y nuestros silencios,

cómplices irredentos de las horas.

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