Recordar. Volver a vivir
en la dimensión incorpórea
el tacto de tu mano en la mía,
los largos silencios
o las risotadas que siguieron
a cada una de nuestras miradas.
La senda imprecisa que va
de tu mano a mi mano,
el recorrido de ansiosa espera
que precedía a cada encuentro.
Recordar. Rememorar. Revivir…
Tras el visillo de los días,
la bruma que todo lo enturbia,
salvo la calidez de tu mano en mi mano,
y la explosión silente
que acallan los besos.
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