12 enero 2021

COMO EL RÍO



Como el río se remansa

en su tiempo penúltimo,

dejando tras de sí el intrépido vigor jovial;

como las fuerzas se domeñan

en virtud de las pérdidas,

así la vida en el discurrir plácido

hacia la desembocadura.

 

Fuerzas laxas, tensión que bosteza,

un discurrir placentero y meditabundo

donde la reflexión trata de suplir

el déficit de los impulsos.

 

Aguas remecidas, torpes, dudosas,

que parecen titubear

si remontar los tramos del pasado;

así el tiempo de la calma,

esa que oscila entre el ayer lejano

y el adormecido hoy que se prolonga.

 

Como los patos se deslizan calladamente,

sin aspavientos ni salpicaduras,

como las mustias adelfas musitan el invierno

y los juncos reverencian el paso de las aguas

para incorporarse y cortejarlas en su despedida,

así también el anciano se hace súbdito

y acata en silencio su propio discurrir

ante la terquedad de sus limitaciones.

 

Tiempo de abstracción,

de contemplar el paso de los días

y sus aprendizajes,

colmatándolos en el crisol de su testimonio,

y observando cómo quienes le siguen

vuelven a tropezar en sus mismos escollos.

19 comentarios:

  1. Estamos condenados a repetir los mismos errores.
    Un abrazo, Paco.

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    1. La vida empieza y acaba en cada persona. Nada es transferible, Cayetano.
      Un abrazo.

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  2. Hola Francisco. "como los patos se deslizan calladamente,

    sin aspavientos ni salpicaduras,"
    Creo que a veces es lo mejor, pasar por el mundo haciendo pero que no se vea, que se sienta y perciba pero sin sobresaltos.
    El hombre es el ser que tropieza dos veces con la misma piedra, y tres y cuanto. Lo importante es levantarse y continuar.
    Abrazos

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    1. Tienes razón, Isa. Y así vamos, de trompicón en trompicones.
      Un abrazo.

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  3. Tengo la edad de aceptar mis limitaciones pero no me conformo con contemplar el paso de los días, quiero estar activa y hacer cosas que se que puedo hacerlas todavía, quiero seguir aprendiendo y sobre todo lo que no quiero es ser una carga para nadie si algún día me encuentro en esa situación.Tus letras dicen unas cosas que estoy convencida no llevas a la práctica pues eso de publicar un post diario no lo hacen los que se dedican a contemplar cómo pasan los días sin más.Saludos cordiales

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    1. La contemplación no está reñida con la actividad, Charo. No es quietud, sino meditación, reflexión panorámica sobre la existencia Te prometo que mi actividad es bien intensa a lo largo de todas horas del día.
      Un abrazo.

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  4. Casi siempre, inevitablemente tropezamos en la misma piedra. Pero observar nos ayudará a que sea menos veces.😘

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  5. La contemplación y meditación es lo que nos da sabiduría y fuerzas para continuar la senda. El poder está en la mente y mientras las neuronas funcionen bien, podremos tener una vida activa, sana y en libertad. Un encanto leerte Francisco. Abrazo

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    1. Tu comentario me ratifica y me hace feliz, Ceciely. No solo por lo que te encanta, sino porque apruebas lo que hago y me haces saber que voy por el camino que debo. Procuro moverme físicamente cuanto puedo, pero sobre todo darle trabajo a las neuronas para sentirme vivo. Muchas gracias.
      Un abrazo.

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  6. Tu poema es un reflejo de la vida misma. Somos un río que vamos camino de la desembocadura final.

    Besos

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    1. Pero todavía no nos vamos, Antonia. Aunque nos quejamos de muchas cosas, de más de las que deberíamos, aquí se está muy bien.
      Besos.

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  7. Esa capacidad de relación, ese recrearse en las aguas del río, sus cambios, sus silencios sabios y adormilados...Esa constancia en el camino, consciente de todo lo que aporta no la tiene cualquiera, si no ha leído, sentido, reflexionado y entregado lo mejor de si mismo. Precioso el poema.
    Mi abrazo esperanzado, aún están los caminos y carreteras heladas.

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    1. Logras que me guste más tu comentario que mi poema, María Jesús. Gracias infinitas por tu mucha ternura y por esta larga amistad que nos une.
      Un fuerte abrazo.

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  8. tiempo sin venir...
    se extrañaban su prosa, su rima
    se agradece el compartir...

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  9. Siempre tropezamos con la misma piedra, cuestión de reconocerla a tiempo y seguir el camino.... Saludos amiga.

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    1. Y es que no aprendemos en experiencia ajena, Sandra.
      Un abrazo.

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