17 octubre 2012

CUANDO LA LECTURA SE HACE VICIO


El lector no lee para aprender, sino por el placer de la lectura en sí misma,  un ejercicio placentero que nunca debe ser impuesto y que antes o después termina siendo vicio insaciable de más lecturas. Los educadores actuales se quejan del bajo número de lectores y culpabilizan fundamentalmente a la televisión de los pocos hábitos lectores de los jóvenes de hoy. Es cierto que el abanico de posibilidades con el que cuentan es mucho mayor que el que tuvieron sus padres, pero la lectura casi siempre es un hábito al que se llega por contagio: de padres que no leen no es fácil que salgan niños lectores y sí a la inversa. En un hogar con libros, antes o después termina picando la curiosidad, además de ese empuje casi obligado de imitar a los mayores en la tierna infancia.

Tampoco la escuela hace todo lo que debiera por encauzar a nuevos lectores en la aventura siempre fascinante del libro. Lo primero que se debe enseñar al niño o al joven es a no confundir leer con estudiar. Es cierto que a lo largo de los estudios se encontrarán con lecturas obligatorias como aplicación complementaria de los estudios, pero lo fundamental es enseñarles a descubrir el ejercicio placentero de leer con el único fin de divertirse, no de acumular conocimientos y menos aún de relacionarlo con los resultados académicos. La lectura debe tener el equivalente a recreo, a diversión, como lo tiene el cine o el teatro, donde nadie acude para aprender, pero donde todos aprendemos al tiempo que nos divertimos.


Cuando uno llega a mayor se da cuenta que no todo lo aprendido a lo largo de la vida lo adquirió en la escuela o en la universidad, si acaso la hubo, sino que todos los conocimientos son producto de la colmatación y aprendizaje de lo vivido, lo experimentado y lo leído. En las lectura aprehendemos los conocimientos y experiencias de otros, pero con el mismo proceder que los árboles de junto a la ribera se nutren de las aguas del río sin asomarse a beber, de manera natural o por ósmosis. Cuando la lectura es una imposición, cuando no deleita, más que un vicio gozoso es un tormento que invita al rechazo. Tal vez por eso, muchas personas que fueron obligadas en su tiempo académico a, por ejemplo, la lectura del Quijote, terminaron con tal empacho quijotesco que ni se divirtieron ni volvieron nunca más a gozar con la lectura, siendo, además de un clásico por la calidad literaria, un compendio de aventuras todas ellas apasionantes.

Muchos de los muy lectores en la edad adulta comenzaron por leer comic, cuentos infantiles y libros de aventuras donde no se jugaban otra cosa que el gozoso tiempo de lectura que les transportaba a un mundo divertido e insospechado hasta el momento. Así, ese niño o joven lector, ensimismado por la fantasía, termina leyendo cualquier cosa que cae en sus manos hasta formar su propio criterio lector y hacer de la lectura un placer al que el vicio termina por encadenarlo. Que usted lo lea bien.

27 comentarios:

  1. Creo que a la lectura se llega por iniciativa propia, sin imposiciones, y para ello la motivación es importante. Sin embargo no siempre de padres lectores salen hijos lectores, en mi casa hay una habitación forrada de estanterías llenas de libros, mi marido no hace otra cosa que leer en su tiempo libre, yo también leo, pero mis hijos no han sido llamados por ese camino.

    Saludos Fco.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Elena comparto tu punto de vista, mis hijas, una licenciada en Derecho y la otra Trabajadora Social, no han sacado el hábito de la lectura de su padre, de vez en cuando leen un libro, y cuando les digo que se lleven lo que quieran de casa, tienen más de 2000 libros donde elegir de todo tipo y tema, dicen que no coincido con sus gustos, cuando me sueltan esta "parida" no les doy un torta porque ya son mayores y viven sus propias vidas.

      Un saludo

      Eliminar
    2. Así es Emilio, mi marido nunca vio a su padre leer un libro, sin embargo él va a todos sitios con uno en las manos y un pequeño lápiz para subrayar. Con ocho o nueve años empezó a crear su propia biblioteca, que ahora seguimos en casa donde habrá unos tres mil tomos.
      Mi hijo, estudiante de Filología inglesa, lee algo, pero mi hija, que estudia 3º de la ESO, nada de nada.

      Un abrazo.

      Eliminar
    3. Comparto lo que decís ambos: las imposiciones no son válidas y la imitación no siempre se produce. Yo he tenido suerte: mi padre era lector y mis hijos también lo son.

      Eliminar
  2. Hola Paco. No podía dormir, enciendo el ordenador, y me encuentro con estas palabras juiciosas tuyas. Estoy de acuerdo contigo por supuesto y me gustaría que los niños de hoy leyeran aquellos TBOs, aquellos Zipi y Zape, aquellos Mortadelo y Filemón de nuestra infancia. Y nuestras primeras novelas del Oeste o de Julio Verne o de Emilio Salgari.

    Ellos tienen su propia vida y sus propias lecturas, aunque éstas sean en formato televisivo. Un saludo afectuoso desde Gran Canaria, para todos. Ángel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa y otras fórmulas similares son la manera de hacerse adeptos a la lectura.
      Un abrazo

      Eliminar
  3. Hola Francisco, es un gusto venir a saludarte después de unos días bastante atareados. Tu artículo es excelente y como me gusta tanto leer, pues no perdí ni punto ni coma. Te cuento que yo de niña, mi pasión fue leer novelas de vaquero, a medida que fui madurando fui leyendo otro tipo de libros, y no puedo negar que a la par que me divertí, también aprendí. Ha sido muy grato compartir este momento contigo, recibe un fuerte abrazo con mucho cariño.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es, Cinarizina. El aprendizaje llega por contagio, porque se van quedando ideas y datos en la mente de aquello que se lee.
      Un fuerte abrazo

      Eliminar
  4. Hola Francisco, así entiendo la lectura y así la he inculcado. En mi caso : he leído en voz alta cuentos infantiles 8 años seguidos, todas las noches. Era un momento especial, de risas y de buen humor, una receta magnífica para que el niño duerma en tranquilidad y reposo.

    Ahora se mete en la cama conmigo y leemos una hora u hora y media, pero cada uno el suyo. Él entiende la lectura como un "buen rato de ocio final del día" y ahora toca "Tintín" que es lo que más le ha enganchado en los últimos tiempos. Pero antes de Tintín, hubo muchos libros de aventuras, los clásicos de Julio Verne - adaptados a su edad - entre ellos.

    Me sinto orgullosa del fruto sembrado, aunque luego será él el que elja.

    Besos desde mis palabras por esta entrada reflexiva con la que conecto plenamente.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me cuenta mi hijo que mi nieto no se duerme sin que su padre le lea un cuento cada noche en la cama. Espero que esa sea el comienzo suyo.
      Besos

      Eliminar
  5. Hola Paco, cuanta razón tienes. Si obligamos a los niños/as a leer, lo tomarán como obligación no como diversión.Y de las obligaciones se intenta escapar para jugar. A mí no me gustó nunca leer, comencé a leer cuando tenía 25 años. Mi compañero es un fiel lector de todo lo que cae en sus manos, y de él aprendí que la lectura es hacer viajes por el mundo. Conocer otras culturas y adquirir soltura en el vocabulario.
    Muy interesante la entrada.
    Saludos y besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No siempre llega el contagio de los padres; los amigos, los compañeros de vida tienen mucho que aportar.
      Besos

      Eliminar
  6. Todo lo que se haga por imposición, como hacer los deberes, no suele fomentar la lectura entre los alumnos, sobre todo si en casa no hay interés por este asunto. Por eso, los educadores nos valemos de algunos trucos como la motivación, despertar el interés eligiendo algo que esté en la esfera de los intereses e inquietudes del alumno. Si queremos conseguir nuevos lectores no podemos empezar la casa por el tejado. Obligar a leer La Celestina a chicos que no han leído casi nada nunca es una bonita manera de que odien la literatura para siempre.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando me topo con docentes, como es tu caso, me siento un intrépido, pero me alegra haber coincidido con tu opinión de calidad.
      Un abrazo

      Eliminar
  7. Qué placer la lectura. Estoy de acuerdo en que si es por imposición puede convertirse en martirio. No es mi caso, ya que los más grandes pecados confesados en mi niñez-1ªjuventud fueron los de leer en vez de ayudar a mi madre con la costura. Pecados de los que nunca me arrepentí y que ahora los llevo con placer y alegría.
    Besos grandes

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo también me congratulo, porque de tu blog se deduce que eres una gran lectora.
      Besos

      Eliminar
  8. Estoy de acuerdo. Es casi imposible que un niño aprenda a leer y adquiera este hábito si no lo ha visto en sus padres. Mi nieto me comento que le han nombrado tutor de la biblioteca de su clase. Y me enseñó la lista de los libros prestados. De 7, 5 eran suyos. Hasta a él mismo le llamó la atención. Y acaba de cumplir 11 años.
    También te tiene que gustar.
    Bss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tu nieto y todos esos pequeños que están rodeados de lectores son unos privilegiados, ya que sin forzarlos les están enseñando el camino. Que te recuperes pronto.
      Besos

      Eliminar
  9. Cuando se habla del bajo índice de lectura de los jóvenes yo no estaría tan segura, pues en la Red hay multitud de libros y multitud de páginas de poesía. Si hay estas páginas es porque se leen y si alguien se arriesga a bajarse un libro con un p2p es porque quiere leerlo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esta es otra visión muy interesante. Una misma información nos puede llegar por muy diversas vías, pero de todas ellas la lectura creo que es la que cuenta con mejores dotes para el desarrollo cognitivo. En una escala decreciente sería más o menos así: lectura, donde quien lee debe imaginar aquello que se le sugiere; el teatro, ya que el espectador ve y escucha sólo aquello que aparece en escena y debe suponer el resto; el cine, donde le dan todo resuelto y hasta con exteriores; y la televisión, que es similar al cine, pero en zapatillas y mientras el resto de la familia habla. Si la cosa fuera como digo, la lectura no tiene parangón con ningún otro medio, aunque todos son válidos.
      Abrazos

      Eliminar
  10. A mí de pequeña me encantaba leer comics y cuentos. Y sí, de mayor te formas tu propio criterio de lectura. Leer es una de mis actividades predilectas y lo hago por puro placer

    ResponderEliminar
  11. Leer, como hábito, no es cosa que se consiga de la noche a la mañana. Es afición que se adquiere desde joven y necesita de un aprendizaje. Tengo la impresión de que gran parte, y lo he comprobado en algún caso, de la aversión a la lectura de mucha gente se debe a que no comprende lo que está leyendo. Así es imposible tomarle gusto.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  12. A MI SIEMPRE ME HA GUSTADO LA LECTURA, DE NIÑA MUY PEQUEÑA YA TENÍA MÁS LIBRITOS QUE JUGUETES. IGUAL, EN MI CASO, YO LEO POR LAS DOS COSAS: POR PLACER Y PARA APRENDER PORQUE TENGO TODOS MIS LIBROS ESCRITOS, SUBRAYO LO QUE ME GUSTA DE CADA UNO, PARA LUEGO VOLVER SOBRE ELLOS.
    BESITOS

    ResponderEliminar
  13. Querido amigo, gracias me gusta que pases por mi casa.. tus comentarios además son siempre agradables y dulces..

    y en cuanto a leer.. es la clave.. me encanta.y es cierto, eso de los comics..y los cuentos..y las tebeos.. te acuerdas..?'

    de los tebeos..

    en fin..

    comparto tu afición.. con el añadido que los libros viejos de otros dueños..me vuelven...loquita.

    Unbesazo...

    ResponderEliminar
  14. Me has hecho retroceder en el tiempo para detenerme a recordar cuando leía tebeos, me encantan los tebeos de comics, de Zipi y Zape, Mortadelo y Filemón, Carpanta, igual que los libros de hadas, y princesas, disfrutaba mucho con ellos.

    Ahora tengo un libro pendiente por leer que lo empecé hace un mes y todavía me llego por el cuarto capítulo jajajaja, ahí lo detuve porque ya no me parecía tan interesante como al principio, aunque tengo que terminarlo, lo cierto es que la lectura también está aquí, en vuestros blogs, y me paso ratos agradables leyéndoos.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  15. Disculpa, quise decir: me encantaban en pasado, cuando me estoy refiriendo a los tebeos, ahora ya no me gustan jajaja.

    Otro beso.

    ResponderEliminar
  16. Paco, estoy contigo y estoy con Elena y Emilio Manuel a la vez.

    Verás, yo también leo, necesito leer un rato cada día. Pero hay más. Adoro a los libros. Ellos, me han ayudado a viajar, me han transportado a mil y una aventuras, me han enseñado a vivir, me han "educado" el pensamiento...

    Con algunos, he sentido tanto placer al abrirlos, que al cerrar la contraportada, los he tenido que abrazar para sentirlos interiorizarse completamente en mi corazón.

    Tengo dos hijas. La mayor, estudiante de periodismo y antropología. La pequeña, se niega a seguir estudiando. A las dos, las he educado por igual. A ambas, las quiero por igual...pero son completamente diferentes. Y esa diversidad es la que ha hecho que a una le encanten los libros y que los ame desde mucho antes de saber leer. Tras contarles yo el cuento de cada noche, ella se quedaba un ratito más leyéndose otro cuento. Seguía las viñetas del libro y en voz alta, se iba contando una historia que a medias, era el cuento que me había oído contar, la otra mitad, era propia invención sobre la marcha. Puedo decir que desde los cuatro años de vida, ha ido coleccionando libros. Ahora, ya con 25 años, empieza a regalar alguno de sus cuentos a sus primos más pequeños, pero siempre lo hace con ésa mezcla de sentimientos agridulces por desprenderse de algo tan querido.

    ¿Tenemos que ver los padres en ello?

    Yo pensaban que sí. Puesto que me reflejaba en mi abuelo (él era otro amante de los libros). Pero sinceramente creo, que si cuando te gustan los libros, los buscas. Puede que no empieces a guardarlos con cuatro años o incluso que no sepas lo que es. Pero cuando lo descubres, ya no puedes evitar poseerlos. Tengas 4, 8 o 15 años.

    Si hay libros en casa y un enamorado de ellos, el pequeño lector, tiene más fácil el acceso a ellos. Simplemente. Pero esto no quiere decir que traspase la puerta para alcanzarlos.

    Besos

    ResponderEliminar