01 enero 2010

AÑO NUEVO, PROMESAS VIEJAS

El final de año es tiempo propicio para hacer balance, no sólo personal, sino empresarial, gremial y de todas las capas sociales y económicas existentes. Un tiempo en el que nos acordamos de parientes y amigos que dormitaban en el estante del olvido o de aquellos que directamente forman parte de una lista de color degradado por el uso escaso de una vez al año. Nos felicitamos con palabras exquisitas y cargadas de buenos deseos: paz, amor, alegría, felicidad, prosperidad… y todo ello salido del corazón o así manifestado.

Del corazón o de las buenas intenciones nos sale también, llegado este tiempo, el propósito de enmienda. ¿Quién está plenamente satisfecho con todo lo que hace o lo que ha dejado de hacer? Imbuidos del espíritu de la Navidad, nos percatamos que debemos ser mejores personas y nos proponemos grandes cambios: escribir con más frecuencia a los de la lista amarillenta, ser más generosos con quienes lo pasan mal, hablar con agrado al vecino que hasta ahora mirábamos de soslayo, ponernos a dieta a partir del roscón de Reyes, estudiar un idioma extranjero, ir al gimnasio o en su defecto caminar mínimo una hora diaria, criticar menos a los demás y ser más críticos con nosotros mismos… en suma, vivir el paraíso aquí y ahora.

Todas estas o similares son las viejas promesas de cada año, así que no sé a cuántas ni a cuáles llegaré a dar cumplimiento o siquiera iniciaré. De momento, la mañana del día primero de año me ha traído la misma falta de sueño, la misma resaca y peor mal cuerpo que nunca –los años no pasan en balde-. Sólo TVE trae cambios junto a firmezas: ha hecho desaparecer la publicidad; un año más, la Marcha Radesky ha puesto fin al concierto de Año Nuevo desde Viena y como novedad, este año sin saltos de esquí.

3 comentarios:

  1. Pido perdón.
    Por causa del físico, mi estado cognitivo no estaba en condiciones de cambiar de cadena: en la Segunda retransmitían los saltos de esquí.

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  2. Bella entrada y muy cierta!
    A veces somos como papalotes, nos desenfocamos, no cumplimos lo que nos proponemos.
    Fuerte abrazo!

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  3. Gracias, Sara, me reconforta mucho tu opinión y por encima de todo la lectura que estás haciendo de atrás a adelante.
    Un beso.

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