La palabra
nació de una necesidad imperiosa
entre los recovecos de la mente
y los ronquidos guturales cavernosos.
Tal vez eran mugidos,
gruñidos engendrados
como ilación posterior al llanto,
y de esos lodos
a la manifestación comunicativa.
Todavía no existía la palabra,
pero fue urgiendo la necesidad
en la fragua de la faringe,
con sonidos que todavía
eran un mero desbarro incontrolado.
Aún estaba lejos la palabra,
pero se le adivinaba
y en ese presentimiento fueron porfiando
con ensayos interminables.
A base de repetir una y mil veces,
se fueron fraguando sonidos
que llegaron a ser sílabas,
y estas se fueron concatenando,
como hilvanes vocálicos
hasta llegar a la sutura.
Hoy, después de tan arduos esfuerzos,
y de haber usado la palabra
como entente cordial,
docencia y entendimiento,
le hemos encontrado la perspectiva al exabrupto
y en esas andamos,
agrediéndonos unos a otros
con bulos, insultos y mentiras.
Grrrrr gññññ aaaagh grrrr.
ResponderEliminarVenga, traduce.