Agradezco a la Escuela
que me haya ayudado a comprender
algunas de las vicisitudes de la vida.
A la Gramática, que nosotros
somos partículas de una misma entidad,
y que cada individuo
es solo parte de un todo al que aspirar.
A la Química, la hidratación y oxigenación
implícitas en lo elemental de la vida,
tanto en el agua como en el aire
y en la propia esencia del H2O.
A las Matemáticas,
en concreto a las ecuaciones,
a valorar a cada individuo desconocido
desde el juicio del resto de quienes conforman
una misma esencia o pertenencia.
A la Filosofía, este empeño mío
por indagar en el conocimiento
y no desmoralizarme ante la poquedad
de lo que apenas represento.
Y a Dios, esta larga estancia,
con sus altibajos,
y la certeza en mis escasos valores,
para poder asegurar que nada depende de mí.
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