La mirada se deleita y satisface,
se refleja en la superficie líquida
de ese lago interior
de aguas atemperadas.
Donde hubo agitación,
ahora habita la dulce complacencia,
la aceptación y el aserto,
la seguridad en cada uno de los pasos.
Todo es quietud, todo bonanza;
dejaron de soplar los vientos contrarios,
lo imposible es ahora bienestar,
gozo que se colma sin derramarse,
nitidez después de la tormenta.
Se ha echado el viento,
corre una ligera brisa que acaricia
y alisa los penachos de los viejos desafueros;
todo es paz, todo es alegría,
la esperanza se ha hecho gozo
en la mayestática contemplación.
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