29 julio 2018

EN BUSCA DE UN LECTOR





La calle.
Ajeno a ella, el tráfico rodado y ese ruido
de neumáticos que se consumen,
hierros que chirrían
al tiempo que se quema un combustible
cada vez más caro, cada vez más escaso.

Busco un asiento, un asiento a la sombra,
donde reservarme de este sol de julio justiciero
que se ofrece a todos sin distingos encendiendo los ánimos.

Un asiento, un poyete, un asiento que no veo
pero me grita urgencias desde el imaginado
confort del escaño.

Un bloc y un lapicero donde bosquejar palabras
que sueñan con ser poema
y acabar rubricado con aplausos
para luego entrar en la formación ordinal
de la estantería de una biblioteca.

¿Acaso puede el poeta solo hacer un poema?
¿Puede un vientre de mujer concebir vida a solas?
Este torpe garabateo,
en esta improvisada sombra,
en medio de la agitación que es el pulso de la ciudad,
no será un poema en tanto
no sea leído e interpretado por otra mirada
que desde su frío o su ardor
se emocione con este balbuceo.

Primero traté de buscar acomodo a la sombra.
Localicé un asiento al borde del camino y rotulé palabras
en busca de un lector que certifique.

8 comentarios:

  1. Lo de buscar un poyete, bolardo o banco para escribir es necesario porque todo el mundo sabe que el acto creativo exige un gran esfuerzo y, como en los mejores partos, puede provocar efectos secundarios: mareos, desmayos, etc.

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    1. No me mientes los mareos, Cayetano. Las cervicales me están matando y hasta pierdo el equilibrio. ¡Ay, los años!

      Un abrazo.

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  2. Dices bien, Francisco, lectura y escritura van de la mano. Hermosos poemas. Inolvidable la cuarta estrofa. Creo que plasma lo que de verdad ansía todo escritor.
    Un abrazo.

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  3. Mis aplausos señor poeta.
    Besos,versos y flores.
    MA.
    El blg de MA.

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