20 junio 2019

ATEMPORAL

Fotografía de Toñi Robles Richarte, "Irenia"



Siendo de natural ingenua, viste lo nuevo
donde no estaba sino lo de antes.
PILAR ALCALÁ GARCÍA


Y se obcecó en vivir al ritmo
que le trompicaba el paso,
como si un cierto retraso le engarzara
a la generación posterior haciéndole caminar
por la senda de lo atemporal.
Para los brotes nuevos era todo un acicate,
un ejemplo de conducta fuera de los cánones
por los que ellos se deslizaban
con el dejarse hacer de su clan.
Esa persistencia resultó todo un referente
para brotes y yemas,
también para las tiernas ramas de cierto fuste
que se habían dejado llevar por la corriente genética,
sin otro razonamiento que “así debe ser”.
Un día, cuando el pedúnculo se relajó
como no era su costumbre,
notó un cierto vértigo, se le aflojaron las piernas,
y sin poder evitarlo se precipitó al vacío.
En su caída, sin que los retoños a su paso lo pudieran evitar,
seca la tensión que le unía a la rama,
se rindió a la evidencia
y dócilmente pernoctó en el otoño al que se resistía.

6 comentarios:

  1. Podemos engañarnos a nosotros mismos, pero al tiempo... Esa es una tarea más complicada.
    Un abrazo, Paco.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esto viene a ser un poema de encargo. Mi amiga Toñi me envía esta fotografía para que yo le ponga texto y de alguna forma vengo condicionado a esta complicada tarea de decir con cierta coherencia.
      Un anrazo.

      Eliminar
  2. Imposible resistirse ante la evidencia, a todos nos tocará un día precipitarnos al vacío sin que nada ni nadie pueda evitarlo.saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Está claro que todos tendremos nuestro otoño, Charo.
      Un abrazo.

      Eliminar
  3. ..yacente, en ácrono sentimiento.

    Un abrazo♡atemporal, ¡claro está!

    ResponderEliminar