09 junio 2019

¡QUIÉN SABE!




Se estrecha la noche, constreñida
entre un crepúsculo rezagado
y un alba acelerada de urgencias.
Por la mañana el sol azota a la ventana
antes de que suene el gallo metálico
de acordes digitales;
por las rendijas de la persiana
se asoman líneas paralelas de puntos suspensivos
que anuncian el nuevo día,
un ejército de luciérnagas paramilitares
en perfecta formación,
a la espera de ejecutar las órdenes recibidas.
Ella duerme plácidamente,
como adueñada del tiempo,
y en mis bostezos son escasos los minutos
para que suene la alarma.
Amanece, unos jóvenes vocean por la calle
el desmadre alcohólico sin el menor respeto al descanso de otros.
Una noche más, un nuevo amanecer,
similar a otros, pero único.
¿Tal vez el último? ¡Quién sabe!

8 comentarios:

  1. Siempre será el último para alguien; pero los puntos suspensivos seguirán alineándose en la persiana y los trasnochadores etílicos persistirán en su tarea de molestar al vecindario. No olvidemos las chicharras de las motos. Eso no cambiará.
    Un abrazo, Paco. Feliz domingo.

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    1. Sólo pasamos las personas, la vida persiste con leves variaciones con los presentes, siempre con los presentes, Cayetano.
      Un abrazo.

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  2. ¿Imaginación o realidad? ¿Una habitación casera o de un Hospital?

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    1. Todas tus preguntas llevan a un mismo lugar, Angalu. La habitación podría ser cualquiera de ellas, pero ciertamente no es algo vivido sino imaginado.
      Un abrazo.

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  3. Para muchos, puede que sea el último y para otros muchos el primero, es la rutina de la vida, pero yo creo que nunca hay dos aaneceres iguales.
    Un abrazo

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    1. Tienes razón, Julia. De hecho mi intención ha sido poner el foco en una escena cotidiana que todos podemos haber vivido.
      Un abrazo.

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  4. Aunque los convirtamos en rutina todas las noches y todos los amaneceres son distintos, a veces renace la esperanzaq y en otras ocasiones la dejamos morir.Esa habitación me trae muy malos recuerdos.Saludos

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  5. Esperemos que sea un amanecer más de muchos por venir. Lo bueno que inéditos todos, para hacer poemas extraordinarios en cada día.
    Besos de anís.

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