30 julio 2018

SE ME HA OLVIDADO EL TIEMPO





Se me ha olvidado el tiempo
ido. Sí, recuerdo retazos deslavazados
de un tiempo que no ha de volver
con su impaciencia a urgirme
agitándome con sus prisas.

No recuerdo todos los nombres,
pero sí los gestos
y los tics de aquellos con los que
la vida me emparejó
en el trabajo o en el uso coincidente
del mismo medio de transporte
a horas intempestivas.

Uno puede que se sienta solo,
pero somos sumandos diluidos
en la soledad,
engarzados por lo imprevisible
de un medio común que es la ciudad,
boca feroz cuyo cuño es el anonimato.

En la urbe uno se protege
con la ignorancia de quien nos mira;
en cambio en la corta distancia
del medio rural,
hasta los rasgos familiares
son pretextos para devanar
la madeja genealógica:
¿No eres tú…?
He mirado con atención a quien me interroga
y me parece verle
en el reflejo del estanque de la mirada de su padre,
su abuelo o alguno de sus primos.

Mis recuerdos son esa foto movida
y mal enfocada, que desvirtúa lo real
y subraya, no sin intención,
aquello que en verdad me place.

4 comentarios:

  1. La memoria es selectiva, voluntaria o involuntariamente.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Es verdad, Cayetano. Por lo general nos protege y recordamos más lo bueno y hasta olvidamos lo malo.

      Un abrazo.

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  2. Es cierto que en la ciudad es más probable el "anonimato", aunque en nuestra rutina diaria nos cruzamos con las mismas caras que poco a poco se nos hacen familiares. En cambio, en el campo nuestros gestos y fisonomía nos delatan como descendientes de algún nativo del pueblo. Perfecta manera la tuya de reflejarlo.
    Un abrazo.

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