01 agosto 2012

VILLA ROCHILES


Pocas cosas en la vida son tan sustanciosas como el amor entre la familia, por alejada que sea ya la parentela. Y no es así; llevamos la misma sangre y el mismo apellido. Habíamos vivido distanciados, no sólo físicamente, sino que también los ancestros metieron palos en las ruedas y se enfrió el sendero de una casa paterna a la otra, como si las cosas materiales fuesen capaces de sustituir la verdad por unos intereses tangibles que finalmente se esfuman con el tiempo.


No hicieron falta explicaciones ni excusas y hace años que recuperamos lo que debiera no haber dejado de ser nunca. Ya hemos convertido en costumbre hacer una multitudinaria comida familiar cada verano, en cada encuentro, donde el mayor gozo no está en la mesa, sino en los comensales, en el compartir y en el vivir como quien absorbe las bocanadas de aire que las circunstancias de las que ni siquiera hemos llegado a hablar ni a esclarecer nos habían impedido.

Fue el pasado domingo. Mis primos se han ido con sus camiones a mil kilómetros de distancia persiguiendo al trabajo y sorteando las dificultades económicas del momento. Vinieron dos días para un encuentro familiar como robado al calendario y nos encontramos en el campo de uno de ellos. Y comimos y bebimos y charlamos…  y no te vayas todavía…  Tomamos casi de todo, pero sobrenadando a la comida y bebida, la ternura de ese encuentro esperado desde hace un año que saboreamos al tiempo que el pulpo asado al estilo de la abuela  Isabel, sobre ascuas de carbón, y un arroz meloso a cuatro manos con muchos ingredientes y muchísimo sabor. Llegaba la noche cuando nos despedíamos, pero nos quedaba la prórroga del lunes, cita que nos dimos a las 12 de la mañana. Un año más, hasta que Dios quiera.

7 comentarios:

  1. ¡Qué buenas son esas reuniones! Francisco. Y qué poco las hacemos ...

    Un beso y buenas noches!

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  2. Hola Francisco...es hermoso tu relato, definitivamente, compartir con la familia y fortalecer los lazos familiares es una enorme bendición. Ojalá esta experiencia tan bonita pueda repetirse otro año más. Recibe un fuerte abrazo.

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  3. Hala mi querido Francisco, un relato de la vida en familia, aunque sea una vez al año , es algo muy entrañable y hay que luchar para que no se pierda ese vínculo de amor.
    Sea feliz.
    Con ternura
    Sor.Cecilia

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  4. Hola Paco, que bonito como cuentas el reencuentro familiar.
    ES bueno que no se pierdan los vínculos familiares, claro que para ello tienen que querer las dos partes.
    Bonita fiesta fiesta familiar.
    Saludos y un fuerte abrazoooooooooo

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  5. felicidades Francisco, no todos tienenesa suerte

    besos

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  6. No hay mejor día que el reencuentro familiar en torno a una buena mesa, excelente vino y no menos fenomenal sobremesa. Con eso se pasan las males, se olvidan los roces y se recupera el tiempo perdido. Me alegro de que lo hayas pasado bien, Francisco.
    Un abrazo

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  7. Me alegro por este reencuentro Francisco. Hay momentos en la vida en los que estos pequeños instantes se graban a fuego y dejan sabores muy dulces. ¡Me alegro mucho!.

    Un besote.

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