28 octubre 2020

CONVOY DE RECLUTAS

 


El tren se detenía en todos los apeaderos

sin que se abrieran las puertas

para que bajase o subiese nadie,

─íbamos contados─

minutos más tarde, un mercancías

nos tomaba la delantera

y desaparecía de nuestro panorama.

 

Cada uno portaba su petate: saco de lona,

una manta que había arropado a otros cuerpos

una cantimplora abollada y un cubierto

que había alimentado a otras bocas.

 

Poco a poco iba cambiando el paisaje,

pero se repetían una y otra vez las interrupciones;

a fin de cuentas no estábamos en guerra

y desde el punto de partida todo era mili.

 

Nadie nos esperaba. Bueno, sí, un listado

de la que algunos uniformes

procuraban no faltase nadie.

 

Al segundo anochecer llegamos a destino,

pero el campamento distaba unos 10 kilómetros

que hicimos marchando con las ligeras pertenencias

que nos recogerían para siempre a la llegada.

 

Tras una ligera cena fría, la afiliación

y la asignación de una litera,

por suerte la del ático. Mandaron silencio

con el sonido inequívoco de una corneta

y un profundo aroma a pies

fue el anticipo del uniforme

que aún tardaría dos días en ser entregado:

ardor guerrero en tiempos de paz.

19 comentarios:

  1. Unos juegan a la guerra con el tiempo de los demás, otros pierden año y medio de su vida cuando están en la mejor edad.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Un tiempo de embrutecimiento total, de acatar órdenes que no tenían otra utilidad que la disciplina. En fin, agua pasada.
      Un abrazo.

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  2. Hola Francisco. Madre mía, debe de ser horrible estar oliendo a pies todo el tiempo jajajaja. Si solo fuera a pies no ibais mal.
    Afortunadamente ya no tenéis que hacer los hombres la mili. Mi padre la hizo en África y estuvo de corneta.
    Abrazos

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    1. Ese es el recuerdo del hacinamiento de personas que habían salido de su casa 48 horas antes sin lavarse ni cambiarse de ropa. Total, 200 hombres en una misma nave...
      Un abrazo.

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  3. No llegue a conocer esos trenes del medievo, lo más pronto que llegué a subirme en uno de ellos fué en el 1971 dirección Barcelona, que tardó más de 24 horas en llegar, tenía 17 años y juntos en el mismo habitáculo nos juntábamos más de 10 personas todos ellos chavales que íbamos al mismo lugar, hasta nos divertimos, éramos casi adolescentes camino a nuestro primer trabajo, lo recuerdo con cierta nostalgia, no me puedo quejar de la vida que después he llevado.

    Un abrazo.

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    1. Pero te subiste a un tren comercial, aunque fuese de tercera, pero ese convoy le cedía el paso hasta a los mercancías. Eso es de ora galaxia.
      Un abrazo.

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  4. He vivido en un cuartel unos cuantos años y me levantaba y acostaba al toque de corneta.En un tren parecido nos íbamos todos los veranos de vacaciones al pueblo de mi madre en La Rioja y tardábamos 13 o 14 horas en llegar haciendo 3 trasbordos pero lo pasábamos muy bien en esos largos viajes y ahora los recuerdo con gran cariño.Llegábamos a nuestro destino con las caras ennegrecidas del humo del carbón que salía de la chimenea del tren.Saludos

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    1. Entonces conoces por vecindad de lo que hablo, Charo.
      Un abrazo.

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  5. Por supuesto que yo no tengo experiencia ninguna, aunque me imagino como sería la vida.

    Lo único que he hecho de joven es un campamento de verano y no se puede comparar a esto.

    Besos

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    1. Ese campamento "festivo" no pude hacerlo, pero del otro no me libré.
      Besos.

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    1. Te ríes porque tú hacías labores en lugar de la mili. Ja, ja, ja, ja...
      Un abrazo.

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  7. Recuerdos, que aún siguen vivos y que seguramente a pesar de todo guardas con cariño, Francisco. Hoy día nuestros jóvenes no hacen la mili, gracias a Dios, pero deberían enseñarles en los colegios los valores humanos, que faltan por todas partes, no sólo instruirlos en las materias.
    Mi gratitud y mi abrazo por compartir, amigo.

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    1. Parece que estamos condenados a pasar de un extremo a otro: disciplina militar o rienda suelta.
      Un fuerte abrazo, María Jesús.

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  8. Eran otros tiempos pero es actual el olor a pies sobre todo después de un dia de arduo trabajo. Saludos amigo Francisco. :=)

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    1. Pues sí, Sandra, siempre hay personas "espesas" que repelen el agua.
      Un abrazo.

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  9. Tiempo perdido para muchos, de aprender para otros, de soledad y tristeza para todos. Y aún hay combatientes que ya no "colimbas" como se les decía por aquí. Tiempos idos. Abrazo cariñoso

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