06 junio 2020

SENTADA EN SU SILLITA BAJA




Sentada en su sillita baja,
─a tan poca altura─ 
dominaba el mundo, su mundo, mi mundo.

Era una cabeza menuda y nacarada,
la piel sonrosada y las arrugas
como surcos del barbecho de la vida;
miraba al cielo y distinguía las estrellas;
veía correr las nubes
y descifraba las posibles amenazas;
por el vuelo y el plumaje
distinguía a todos los pájaros
e imitaba los trinos atrayéndolos.

Desde su sillita baja,
─su trono terreno─
dominaba el mundo, su mundo.

Era mimosa en el decir y zalamera en sus desvelos;
contaba cuentos con magia ancestral,
como tocada de virtud
y dotada del don de la calma extrema;
hacía de los momentos previos al sueño
un tránsito apacible e interminable…
Así, así era mi abuela.

27 comentarios:

  1. En efecto, así eran las abuelas. Casi todas las que conocí de pequeño.
    Un abrazo, Paco.

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    1. La nuestra, la que nos tomaba en brazos, nos besuqueaba y contaba cuentos era muy especial, Cayetano.
      Un abrazo

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    2. La mía materna, la que más recuerdo, recitaba versos, que nunca llegó a escribir, y se los llevó en el alma. Contaba cuentos y leyendas. Sonreía siempre. Y siempre iba a misa a primera hora de la mañana y luego compraba el pan, todavía caliente, de la última hornada. Sus consejos eran apacibles siempre. Y todos los nietos la llamaban madre, menos yo que la llamaba abuela con su permiso, a pesar de no permitírselo a los demás, que les decía que abuela la hacía muy vieja. Así, así era la mía.

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  2. Francisco, recuerdo a todas mis abuelas en una silla baja de anea. Mi suegra tenia dos, una para estar en la terraza y tomar el sol y otra para hacer ganchillo, mi hija pequeña se ha quedado con una. ¿serán esas sillas las que hacen inteligentes y sabias a las abuelas?, los abuelos son otra cosa.

    Un abrazo.

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    1. Son una sillitas generacionales y especialmente de nuestra Andalucía; pero lo entrañable eran las personas que se sentaban en ellas

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    1. Sólo conocí a un abuelo, ya que el otro falleció siendo mi padre soltero. Maravilloso mi abuelo, pero las abuelas son la ternura.
      Un abrazo.

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  4. Esas abuelas y esas sillitas solo existen en nuestros recuerdos, Paco.

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    1. Es verdad, Antorelo, pero lo que vive en recuerdo se eterniza en nosotros para siempre.
      Un abrazo.

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  5. Yo no conocí a ninguna de mis abuelas, pero podría imaginarlas así: calmosa y sabia, con la experiencia de los años.
    Saludos

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    1. Sin dudas que serían así, de haberlas conocido. Todas ellas son maravillosas.
      Un abrazo.

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  6. Fíjate que al leer los versos yo me imaginaba ya la figura de una abuela pero no las mías ya que no llegué a conocerlas y para mi sorpresa termina tu poema con tu propia abuela.¡Que pena no haber disfrutado de mis abuelas! Saludos

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    1. ciertamente es una pena, pero te aseguro que eran así tus abuelas, es el amor hecho ternura.
      Un abrazo.

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  7. Qué enternecedor es tu poema, yo recuerdo a mis abuelas en unos sillones de esos antiguos que se llamaban escaños creo. Y a mis abuelos en sillones de paja.

    Gracias por traernos estos bellos y entrañables recuerdos.

    Un abrazo.

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    1. Mi abuela usaba una humilde sillita de anea, pero para mí era lo más rico del universo, María.
      Un abrazo.

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  8. Recuerdo a mi abuela por los tangos de Libertad Lamarque y Carlos Gardel. Haciendo tareas nos entretenía cantándonos. Tenía voz melódica y su mecedora de mimbre.
    Gracias Francisco, por llevarme a esos parajes accesibles solo en la memoria.
    Abrazo grande

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    1. También deben ser hermosísimos tus recuerdos, Ceciely. Em el fondo, esto no deja de ser sino que un refugio de la memoria.
      Abrazos.

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  9. Todos sentimos un cariño especial a nuestros abuelos. REcuerdo especialmente, a mi abuela materna, porque a la paterna, no la pude conocer. Tuvo la mala suerte de haber quedado huérfano de padre y madre , siendo criados por unos tíos suyos que no tenían hijos.

    Recuerdo a mi abuela y el cariño con que me recibía, siempre me preguntaba como me iba en el colegio y por las cosas que iba aprendiendo.

    Besos

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    1. Por la imagen y experiencia de una podríamos hacer un patrón que responde a todas las abuelas. Si bien canto y glorío a la mía, no deja de ser una canto general a todas las abuelas.

      Besos.

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  10. Qué belleza de poema a esa persona sin igual que es la abuela y que a mí no me tocó conocer.
    Un abrazo.

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    1. Lamento que te perdiera esa vivencia de ternura, Sara.
      Un abrazo.

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  11. ¡Qué bonito y tierno retrato de tu abuela!
    Me ha hecho gracia lo de la sillita baja, realmente era su trono.¡qué recuerdos!

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    1. Si te ha movido a bellos recuerdos me doy por satisfecho, pues esa era la pretensión: cantar a todas las abuelas.
      Un abrazo.

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  12. Yo tengo pocos recuerdos de mis abuelas, pues a una no la conocí y la otra murió cuando yo tenía 10 años. Sin embargo, con la que murió tengo unos lazos especiales.

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    1. Siempre se dan esos lazos imborrables de ternura.
      Un abrazo.

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  13. Los abuelos siempre nos dejan una mezcla de inocencia y sabiduría. Tu la describes de maravilla, sentada en su sillita-trono, desde donde dominaba su mundo. Muy hermoso y entrañable, Francisco.
    Mi abrazo y feliz fin de semana.

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    1. La madre es el amor y la disciplina; la abuela es el amor y la ternura. No es superior a la madre, pero sí un refugio seguro dispuesto a los mimos. Muchas gracias, María Jesús.
      Un fuerte abrazo.

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