27 noviembre 2022

CUANDO APENAS ERAS

 


 

Cuando apenas eras

una sombra afable, abocetada y serena,

a la que atrincherar mi esperanza,

entraste a mi desvalimiento

pisando fuerte con sones de certeza

y ahuyentado de mí toda duda.

Primero te confirmé

en el espectro que de ti me había formulado,

en ese ideal que uno sueña

como en el premio gordo de un sorteo,

tan generoso como inviable.

Y aquel presentimiento,

aquella loca ensoñación era una sonrisa

panorámica y silenciosa, sin estridencias,

encendida como un ascua de luz.

Es cierto que yo había sembrado

semillas ilusorias, distintas y distantes

de la realidad, pero tu presencia fue ese sol

que descorre las nubes,

marchita el arco iris

y se hace luz que trasciende de este a oeste.

En aquel punto exacto,

en el mismo mosaico donde fuiste anunciación

sigue por siempre firme mi mirada.

4 comentarios:

  1. Ahora que disfruto de este momento, te puedo leer con tranquilidad,
    Preciosa ensoñación.
    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Que esa maravillosa sonrisa siempre exista e ilumine tu vida en todos los días.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Mirada de eterno enamorado. Saludos

    ResponderEliminar
  4. Como una flor nos vas dejando pétalo a pétalo la eternidad del amor en tus versos, Francisco. Muy bello, amigo.
    Mi abrazo siempre.

    ResponderEliminar