16 abril 2011

EL BARBERILLO DE LAVAPIÉS

Nos conocimos en el ámbito profesional. Es una magnífica persona; generoso, simpático, agudo, chispero. Sí, Paco tiene chispa. No pasó por la universidad, pero se doctoró en la vida a base de topetazos, de esfuerzos, de vivencias y afán de superación. Entonces yo vivía en Madrid y él es un madrileño de muchas generaciones, casi un azar encontrar en Madrid a alguien que tres generaciones atrás todos los miembros de la familia sean madrileños de nacimiento.

“¡Niño, dame un tupi!” Presume de pocas cosas, pero siempre le gustó significarse con el tipismo de Lavapiés. Tomar un café con él, además de una delicia, tiene dos posibilidades bien certeras: que se adelante siempre a pagar y que termine hablando y hasta discutiendo del madridismo que le desborda. Su simpatía arrolladora sólo no transige que se hable mal del Real Madrid, cosa que tampoco exige demasiado esfuerzo. Me contó que en más de una ocasión había destrozado el transistor contra el suelo cuando el marcador era adverso a su equipo, y hasta llegó a mostrarme un cerro enorme de cuadernos donde, con toda minuciosidad, tenía anotadas toda la historia del equipo de sus amores paso a paso.


Habíamos quedado en Tirso de Molina y bajamos por Mesón de Paredes hacia el corazón de Lavapiés. Era agosto, el día de San Lorenzo por mayor precisión. Guiados por los petardos y la música, alcanzamos la procesión en la calle Argumosa. Era una tarde calurosa y pronto nos atrincheramos en un bar y pidió limonada. Limonada, una forma muy curiosa de llamar al vino tinto con gaseosa, entre el tinto de verano y la sangría, pero con todo el tipismo y la humildad del viejo barrio chispero, anterior asentamiento de judíos y conversos y ahora, al cabo de los años, casi la China Town de los madriles.

La verbena tenía aroma ancestral de pueblo hondo, donde la ocupación preferencial era comer y beber. Estábamos apostados en un bar de la Cá l’Amparo y entre vaso y vaso de limonada me contó que él era el verdadero Barberillo de Lavapiés: su padre había sido barbero toda su vida en uno de los bajos de la calle Argumosa, a escasos metros de la vivienda familiar, y con ese nombre era conocido de niño, cuando los juegos en la calle no tenían para la chiquillería otro peligro que algún pequeño descalabro.

No recuerdo el regreso de la verbena, pero sí el aroma a limonada que destilaba la ropa al día siguiente. Como recuerdo de aquel 10 de agosto, más adelante me regaló el disco y me dijo: “Aquí tienes el homenaje del maestro Barbieri a mi barrio; es una parodia de la ópera  Il barbiere di Siviglia de Rossini, pero para mis amigos debe ser de mayor estima porque habla de Lavapiés y de mí.

Preludio  y coro de El Barberillo de Lavapiés

13 comentarios:

  1. Gracias Francisco. Una bonita historia. Saludos

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  2. ¡Hola Paco!
    Hoy he vuelto a recordar esos días de cuando era una niña y veía las Zarzuelas que ponían en la tve, como dices, de esos tiempos en que lo peor que les podía pasar a los niñ@s era tener un descalabro.
    Que tengas un muy buen Fin de Semana.
    Mª Isabel

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  3. Una bonita histroria de limonadas y zarzuelas que guardas en tu memoria de tu estancia en los madriles. Los recuerdos a veces afloran sin saber como y nos hacen revivir maravillosas instantáneas.
    Gracias por compartir este trocito de tu vida.
    Buen finde

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  4. Me hago la ilusión de que mi entrada sobre Gaztambide ha inspirado esta tuya, ya que Barbieri y el tudelano son los grandes restauradores de la zarzuela, aunque uno de ellas haya sido muy olvidado.
    No sé los que podré conectarme porque estoy por tierras cacereñas. Un saludo

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  5. En este post, además de que a mi padre le gusta la zarzuela, hay un homenaje a un gran amigo suyo que lo es desde hace muchos, muchos años (antes de que nacieramos mi hermano y yo, o por el estilo), D. Paco Pérez-Urria, "el Doctor".

    Espero que no sufra mucho con los enfrentamientos Madrid-Barsa que están por venir...

    Carlos

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  6. Ganas tengo de volver a disfrutar de los "Veranos de la Villa" pasándome por "La Corrala" y todos los ambientes de los "Madriles".

    Delicioso recuerdo Francisco.

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  7. Pero tú Francisco ¿has vivido en todas las ciudades de España?
    Bonitos recuerdos te han venido a la memoria, un emotivo texto.

    Un abrazo.

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  8. Un personaje castizo de los madriles, de esos de sainete de Arniches de los que ya no quedan.
    Un saludo.

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  9. Que bonita historia Francisco, hasta una guardiolista como yo se va emocionada:)

    Un beso

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  10. ¿Cómo no emocionarse leyéndote Francisco?
    Me llegasta al corazón y no sabes de qué manera.
    Muchos besos.

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  11. Enternecedora historía la suya. Conocer al original Barberillo de Lavapies. Que no ocurrira en los Madriles.
    Un saludo.

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  12. ¡Que bonilto post, Francisco; ¡Que buen relato,y
    que bien llevado( como nos tienes acostumbrados)y que buen gusto finalizar con ese video del coro interpretando "El barbero de Lavapies"
    Un goce como siempre.
    besos: Juliana

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  13. Buenas noches Francisco:
    Me ha hecho feliz encontrarle en otro blog amigo, en este caso amiga y tras ver su blog lo he degustado con ganas e incluso añoranza de otros tiempos. Buena historia que me trajo esos recuerdos.
    Me gustaría se quedase a mi lado, un blog un tanto especial« Estoy a tu lado»
    Le dejo mi ternura
    Sor.Cecilia

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