Apenas algo más que la nada,
una pestaña que se cierra,
que dormita, que bosteza,
una curvatura de luz, una tajada,
una puerta entreabierta
que delata el misterio
que se esconde tras el silencio
abovedado,
el relumbrón que fue vigor
y no ha perdido la esperanza
en resucitar desde las pavesas.
Así también el hombre,
desde la virilidad
a la luminosa plenitud,
hasta ensimismarse en la merma
y acabar siendo olvido
en un horizonte
enamorado de lo novedoso
y de muy frágil memoria,
entre flores marchitas que huelen a cenizas.
Cuanta tristeza me ha trasmitido tu poema amigo poeta y aunque describes la cruda realidad quiero sentir esa ilusión casi perdida y que la esperanza no me permite olvidar.Saludos
ResponderEliminarMe fascinan los bostezos nocturnos...bello poema de una realidad muy cierta pero no menos triste...bsss
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