26 noviembre 2009

OTOÑO

Se venía demorando, pero hoy ha amanecido el primer día típicamente otoñal; ha descorrido el velo gris de olvidadas ocasiones y ha hecho un espurio espurreo de agua leve que sólo ha dejado calles escurridizas por la pátina reblandecida de la suciedad. Han florecido los paraguas como hongos domésticos y la radio habla de grandes atascos de tráfico. La temperatura suave, pero con un cierto grado de humedad que le aleja de los hasta ahora treinta grados de temperatura.

El comercio se frota las manos ante las necesidades sobrevenidas, pero el personal sigue pasando escasamente por caja y los chinos venden paraguas plegables y frágiles; los taxistas hacen destajo y siguen reivindicando las tarifas desfasadas. Nuevas oleadas forman cola ante las oficinas del Servicio Andaluz de Empleo y, junto a Cáritas y los comedores sociales, los únicos que aumenta la clientela; mientras los políticos deshojan la margarita del momento en el que se iniciará la recuperación económica, y, como siempre, unos dicen que galgos y otros que podencos.

De ayer a hoy, ningún cambio: nuevos casos de violencia doméstica, nuevos casos de corrupción, puesta en escena parlamentaria de la nueva ley del aborto y uniformidad de opinión en la prensa catalana trastocando el periodismo en presión al Tribunal Constitucional. Nuevas amenazas de despidos masivos y nuevos desahucios de inquilinos e hipotecados. Todo igual; de ayer a hoy, todo sigue igual. Sólo Maldonado anuncia cambios: para mañana se esperan nubes y claros.

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