Una foto antigua,
un arroyo en crecida,
un blanco y negro de color vahído,
un instante del remoto pasado
que quedó congelado,
mientras las paredes y la techumbre
de aquel ayer
no dejaron de crecer para luego menguar.
Hoy miro hacia atrás con gozo,
a pesar de no haber sobrepasado
una modesta medianía.
Ahora que más pronto que tarde
llegará el olvido,
no movería ni siquiera uno de los sillares
que me han elevado a mi hoy;
ni los dulces, ni los amargos,
porque todos esos herrajes
son los que me trajeron hasta aquí.
¡Claro que tengo cosas
de las que arrepentirme!
Pero el ayer es inamovible
y para elucubrar ya tendré tiempo
cuando el sueño me haya eternizado.
Que tiempos tan añorados, con sus situaciones amargas como dices, pero con situaciones muy agradables que prevalecen. Estás muy favorecido con tu uniforme de recepcionista, vamos a guardar esos recuerdos como presentes de lucha para llegar a estos momentos de la vida 💛
ResponderEliminarEntonces nos formábamos en es propio trabajo y ascendíamos según el empeño de cada uno. Hoy son otras formulas.
EliminarUn abrazo.
Añoro tiempos pasados pero no volvería atrás a no ser de que se pudieran cambiar ciertas circunstancias. Trato de vivir el hoy que dentro de unos años también añoraré. Saludos amigo poeta.
ResponderEliminarYo tampoco volvería atrás, además de imposible no podría recorrer el mismo camino con el bagaje de hoy, Charo.
EliminarUn abrazo.
Estoy segura de que diste lo mejor en ese puesto de trabajo, tu cara muestra voluntad y aplomo, Francisco...Felicidades por el largo camino recorrido, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz domingo.
A pesar de la juventud de la foto, este no fue mi primer trabajo, sino que comencé como botones y luego otros tres pasos intermedios hasta esta fotografía. Gracias por creer en mí, María Jesús.
EliminarUn amistoso abrazo.