19 enero 2025

LIMITADOS

 



Limitados en conocimientos, en fortaleza,

pero también en caducidad temporal.

La inmortalidad terrena es inalcanzable,

tan solo un puñado selecto logra dicha gloria

en el trabado y duro tamiz de los años;

en cambio la eternidad la valora otras Manos

más amorosas y transigentes que las humanas.


Nacemos con fecha de caducidad,

aunque nos afanamos como dueños de un futuro

que ni nos pertenece, ni lo podemos modificar:

en breve nos cubrirá una sombra,

y con ella el amargo y definitivo olvido.

Una bruma densa y fría como una mole,

un titánico punto final ineludible,

y en ella serán abatidos nuestros pilares,

los arbotantes y hasta los mismos cimientos.


Somos aves de paso que merodean por el hoy

con ínfulas del imposible para siempre,

y ni permaneceremos, ni seremos recordados:

somos masa amorfa destinada al olvido.


Y aquél puñado selecto, cuya memoria perdure,

habrán sido enjuiciados por un severo tribunal

y paseado por el filo de un anonimato rotundo.


Limitados. Aunque absolutamente nada espero,

temo más al juicio de los hombre que al de Dios.

18 enero 2025

HIERBA

 




Humedad, tierra, soledad y silencio

nutren y acompañan en su crecimiento

a la humilde mancha de hierba

que crece, se reproduce y muere

sin alcanzar la gloria de una rica cosecha

ni la espectacularidad de lo genuino.


Así también entre los humanos

la mayor parte de las veces:

frío, aislamiento, hambre y sed,

una cabezada nocturna en un soportal

para acabar en registro del anonimato

de una vida truncada y sin historia,

fugaz como el pasto verde o seco

y tránsito que se pierde en las páginas

de una historia ni escrita ni contada.


Esto mismo le sucede al hombre:

hambre casi nunca satisfecha

que alcanza su paradigma en el silencio

y acaba en las taciturnas páginas

de un sepelio sin llanto y anónimo.

17 enero 2025

MIRANDO AL MAR

 




En numerosas ocasiones,

-también hoy-

he perdido la noción del tiempo

mirando al mar desde la orilla:

las aventuras vividas,

ese ritmo musical y salino

que adormece y envuelve,

el recuerdo amorfo entre lo vivencial

y lo soñado…


La exaltación del azul,

con sus variables de grises y verdosos,

el frescor que acaricia,

la dulzura de los pies desnudos,

el intimismo que integra

y las estridencias de las gaviotas

celosas de cualquier carroña.


La soledad de esas primera horas,

antes de que el sol hiera,

la brisa algo más que fresca

y los hallazgos de conchas y piedras

como perlas de irisaciones caprichosas.


La espera. La fastidiosa espera,

-posiblemente en vano-

y esa duda que deja una espita permanente

soñando lo irreal y lo imposible.

16 enero 2025

LA ETERNIDAD

 



La eternidad es esa imagen imperecedera

que ni el curso de la vida

ni la inmortalidad tienen capacidad

de vislumbrar y hacerla moneda en curso.


Es el cliché indeformable y fiel

de aquella primigenia impronta

donde tú eras la aparición espontánea,

la sublimación del más recóndito deseo.


De aquella luz purpúrea del amanecer,

de aquel tótem inalcanzable, ni en sueños,

encaramado en la cotidianeidad de la vida.

La eternidad es mirarte limpiamente

con el pulcro deseo de lo inmarcesible.

15 enero 2025

MOMENTOS INOPORTUNOS

 


He caminado desorientado,

perdido por calles muy conocidas,

por ámbitos sutilmente almacenados

en algún lugar de la desmemoria.


Me he dejado llevar sin propósito,

sin meta, sin intención alguna

de encontrarte ni encontrarme…

Más que lagunas, hay borrones de tinta

que todo lo enturbia o lo hace impreciso.


La memoria o el desapego

que a veces asignamos al pasado,

no siempre se corresponden

con la fidelidad mecánica

del orden fidedigno de la mente…


A veces un caos de difícil reproducción,

otras las tachaduras de conductas

imposibles de olvidar que martillea

en los momentos más inoportunos.

14 enero 2025

TE DESCUBRÍ

 




Te descubrí junto al nogal,

bañada por el abrazo de sus ramas

junto a la corriente del arroyo

que se remansa en la charca,

espejo reluciente con irisaciones

de plata y flecos verdes

que el agua teje en su insomnio

de entumecido dominio.


Desde la montaña, desde el camino,

desde la nube blanca, desde la brisa,

desde la corriente de agua, desde la parra,

desde la higuera, desde el cañaveral,

desde el chopo infinito, dentro y fuera,

muy adentro, Poseso y poseído:

tu mirada en la mía como destino.


El sol jugueteando en tus rizos,

cegando sus reflejos en mi mirada,

y con el objetivo de hacer imperecedero

aquel breve instante eternizado.


Te descubrí en un rayo de luz

que me ofreció el destino,

que entró por la vista y recaló

en lo más íntimo y vital de mi ser.

Te atesoré para siempre y me sacié,

y hoy vuelves a mi mente y a mi boca

haciendo sones, tejiendo armonías.


Te descubrí junto al nogal,

aún no había besado tus labios,

pero me estremecí imaginando el sabor.

13 enero 2025

TÚ CONOCES

 




Tú conoces cada uno de mis escalofríos:

lo que me motiva y lo que me pierde,

lo que me centra y lo que me desborda.

Tú conoces mi jardín: cada aroma,

cada mancha de color que tiñe el verde,

cada brote incipiente y también

la voz ajada de lo marchito

que solicita mimos a gritos

en busca de un urgente rescate.

Tú conoces mi voz y sus matices:

lo que me embriaga y lo que me enloquece,

lo que me desborda y lo que me centra,

la partitura que pauta mi vida.

Tú conoces mis gustos:

todo aquello que me enoja

y también lo que me resulta placentero.

Tú conoces mi tacto en el tuyo:

la tibieza o el escalofrío,

la ansiedad que quisiera ser cola

y también el mamparo donde me guarezco.

Tú conoces todo...

Por eso no necesito pedir,

sino aguardar, en tu cercanía,

el aluvión con el que me rescates.

12 enero 2025

PRIMER VIAJE EN TREN

 




El tren era una cafetera que se desplazaba

echando humo y también carbonilla,

mi asiento un banco con listones de madera

que le daba la espalda a la marcha,

hasta que me atrincheré

en la ventanilla del pasillo donde hice todo el trayecto

gozando del paisaje.

Pitaba tanto como echaba humo.

El vagón de tercera era un patio vecinal

donde se hablaba de todo y todo se compartía.

Para lo no previsto, en la siguiente estación,

-eran frecuentes y cercanas-

se acercaban a ofrecerlo por la ventanilla,

al igual que sucedía en la plaza del pueblo.

Cada vez que sobrepasaba un árbol

era como rodeado por el convoy,

un arrebol ilusorio que hacía girar el paisaje,

como si en lugar de pasar de largo

lo hubiera tomado por una de sus ramas

y hubiera trazado un paso de baile.

Los palos del telégrafo eran más insípidos

y mucho menos divertidos.

Detrás de un ruido ensordecedor,

la proximidad de un túnel

y el rebufo de humo entrando por las ventanillas.

Entre Málaga y Sevilla, mil,

quizás más estaciones y apeaderos,

un disloque, una emoción interna y externa

que discurría en paralelo a las vías

y se selló en mi memoria infantil

con ánimos de permanencia eterna.

11 enero 2025

NO RECUERDO

 



No recuerdo la fecha exacta;

aquel día,

en lugar de una marca en el calendario,

fue una herida en mi alma que jamás suturó.


Yo cruzaba campos de azur,

picoteaba algún que otro pistilo,

seleccionaba aromas y colores,

deshojaba sin convicción una margarita

sin acabar de creerme síes y noes.


No estoy seguro si fue una tarde de asueto

o quizás una intrépida escapatoria

la que me acercó al Edén.

Y allí estabas tú,

con tu sonrisa panorámica desbordada

y tu mirada subyugante,

con la que me hiciste súbdito.


Fue como un salir de la nada

para dar en la diana del Todo.


No recuerdo otra luz que la tuya,

no lo consigo, no puedo. Solo alcanzo

a achacarlo a la abducción

en la que desde entonces vivo.


No recuerdo la fecha, ni el método.

10 enero 2025

BIEN OCULTO

 



Como el sol se desvanece en el ocaso,

después de escalar la Sierra Blanca

y precipitarse al abismo ignorado

por el barranco opaco a nuestra mirada.


Como la inmensa masa azul del mar

se agita sin derramarse sino por la playa,

y vuelve una y otra vez, sin saber qué pasa

allá en el horizonte, donde la vista es ineficaz.


Como las adelfas hacen escolta a los ríos

y vana es la competencia de juncos y aneas

ante la floración sobreabundante y diversa

que juega con los remansos y los rápidos.


Así eternamente, como sol, mar o adelfas:

la languidez que teje mi mirada al contemplarte,

la basta inmensidad del pedestal donde te miro,

la floración ininterrumpida de mi iris al admirarte.

09 enero 2025

EL FIRMAMENTO DEL ABUELO

 




Se hizo acompañar por el nieto

al ceremonial nocturno de la azotea.

Debajo está el murmullo de la ciudad

y la estridencia de algún televisor

sobrenadando por encima de lo educado.

Lo tomó de la mano derecha,

le extendió el dedo índice

y le iba señalando a cada estrella

con la solvencia de haber paseado

por sus calles y avenidas con frecuencia.

Con el tiempo se había convertido

en ritual cotidiano. Otros abuelos,

a otros niños, narran cuentos o fábulas

cuando llega el momento del descanso.

Al abuelo solo le interesan los caminos,

las sendas y recovecos nocturnos de luz,

los vericuetos por los que su imaginación

se mueve cada noche con destreza,

salvo en días opacos o de densa lluvia.

Al parecer, según le contó su mamá,

el abuelo sintió una atracción incontrolable

por el nocturno mundo de las estrellas

cuando la abuela emprendió, un día aciago,

el inexorable camino sin retorno.

08 enero 2025

LAS VIEJAS PALMERAS

 



Las viejas palmeras,

pórtico permanente del atrio

en el silencio de la noche

o en el clamor del día de mercado,

o cuando mirando al suelo

nos centrábamos en los juegos,

o departiendo en los veladores

vinos y viandas.


Las esbeltas copas verdes

en competencia y cosquilleo

con el azul del cielo,

donde los ángeles saben descifrar

cada gesto fluctuante en el aire.


Al pie, los juegos infantiles

y en las solemnidades punto de encuentro,

puesta en escena

y decorado natural de cánticos y alabanzas,

punto de arranque o despedida

de cada desfile procesional.


Impertérritas, enhiestas, que no altivas,

protección natural y oasis,

preámbulo,

proemio del templo que me vio crecer.

07 enero 2025

SINGULARIDAD EXCLUSIVA

 




El paseo nocturno envuelve

en su luz natural,

un intimismo en vela

con alguna ráfaga de luna

como sextante entre las ramas.


Bajo los pies, una alfombra de hojas

ponen música a los pasos

y obliga a tener precaución en el andar.

El sol duerme profundamente,

la luna bosteza entre nubes

y se toma descansos alternativos

como un leve tartamudeo al expresarse.


A orillas del río, la soledad es menos intensa

pero se acompaña

de la musicalidad del agua,

y acompasa la sonoridad

de las suelas del calzado sobre el firme.


Dicen que no hay dos noches idénticas,

pero el invierno impone su marchamo

de singularidad exclusiva.

06 enero 2025

LA RUTINA DE LOS AÑOS

 



La rutina de los años

no amaga con arruinar

la dicha del despertar más feliz

del niño que me habita,

con el sobresalto de que, un año más,

han llegado los Reyes Magos;

y no han pasado de largo.


Antaño, entre los útiles escolares,

se filtraba una pelota o un rompecabezas;

ahora, entre las promesas de los días inmediatos,

se ha colado un nuevo aniversario

y ya pasan la cincuentena.


No es fácil acabar con el sentido de la dicha

cuando la rutina viene salpicada

de un gozoso sobresalto.


Por la escalante yedra de los años

se agarra y afianza

la raigambre de lo largamente vivido,

y se hace culmen

en cada una de sus festividades

con longeva existencia.


05 enero 2025

SIN PERDER LA ESPERANZA

 




Como vuelve la luz del día cada mañana

y pasa su difumino sobre las tinieblas

y con bostezos de esperanza

lo reviste todo de novedad y frescura.

 

Como después de la tiritera del invierno

se desperezan las mañana de abril

y un aromático y blanco armiño

lo cubre todo de esperanza anaranjada.



Como ensayan las olas de manera incesante

ese encuentro de yodo y sal sobre la playa,

y parece retirarse para volver a acometer

con renovados bríos de pasión y locura.



Así como un mandato telúrico y desconocido,

vuelvo una y otra vez sobre tus pasos perdidos,

con la terca esperanza de que me abras

el mamparo de tus brazos y diluirme en ellos.

04 enero 2025

PASA EL TIEMPO

 




Pasa el tiempo travistiéndose:

amanece, sestea, anochece,

pero nunca pasa nada.



Un día sucede a otro día

como la luna mengua

después de haberse colmado.



Una cima, otra sima;

una subida, una bajada

y todo vuelve al punto de partida.



El bebé es un ser indefenso,

el adulto trata de ser un aguerrido,

el anciano tiempo colmatado

que se debilita tratando de volver

a los orígenes sin lograrlo:

un tránsito hacia lo eterno

del que nadie escapa victorioso.



Aquí no pasa nada, tan solo el tiempo.

03 enero 2025

CABALGANDO LOS DÍAS

 



Palidece la tarde,

avanza la tibieza en retirada

hacia el precipicio del horizonte,

pierde el río su irisado maquillaje

y se remansan las prisas

antes de que se encienda

el alumbrado público.


Se ha adormecido un tanto el alborozo:

los niños abandonaron sus juegos,

las palomas se han replegado

y habitan en silencio las copas de los árboles,

la tarde enmudece lentamente

y se hace noche cerrada.


Debería escribir la carta a los Magos,

pero no se me ocurre pedir otra cosa

que un poco o un bastante de vitalidad,

esa que se fue cabalgando los días

como si habitara un infinito anochecer.





02 enero 2025

RECORDAR

 



Recordar. Volver a vivir

en la dimensión incorpórea

el tacto de tu mano en la mía,

los largos silencios

o las risotadas que siguieron

a cada una de nuestras miradas.

La senda imprecisa que va

de tu mano a mi mano,

el recorrido de ansiosa espera

que precedía a cada encuentro.


Recordar. Rememorar. Revivir…


Tras el visillo de los días,

la bruma que todo lo enturbia,

salvo la calidez de tu mano en mi mano,

y la explosión silente

que acallan los besos.

01 enero 2025

QUÉ IMPORTA

 



¿Qué importa que sea uno de enero

o dos de juliembre,

si el primero es efímero y resacoso

y el segundo no existe?

En mi vida laboral de hostelería

me acostumbré a no distinguir

los días de la semana

y a temer a los festivos y puentes

como si los pilares de este

descansaran sobre mis hombros.

¿Qué hago yo vistiendo calzoncillos rojos?

Temo a los puentes

como temo a una posible riada,

y ni la monotonía monocorde

de una niebla densa que lo oculte

lo aparta de mí como mal incardinado

que nunca me abandona.

Los días de enero son breves

y el sol efímero

y sin fuerzas para causar graves daños.

¿Qué importa que tanta cosa absurda

desfile por mi mente

como un tropel en desbandada,

si en el fondo eres tú,

y solo tú,

quien pone orden en mi vida?

Seguro que, junto a ti,

hoy será un día luminoso,

cuando pase la resaca.