No recuerdo la fecha exacta;
aquel día,
en lugar de una marca en el calendario,
fue una herida en mi alma que jamás suturó.
Yo cruzaba campos de azur,
picoteaba algún que otro pistilo,
seleccionaba aromas y colores,
deshojaba sin convicción una margarita
sin acabar de creerme síes y noes.
No estoy seguro si fue una tarde de asueto
o quizás una intrépida escapatoria
la que me acercó al Edén.
Y allí estabas tú,
con tu sonrisa panorámica desbordada
y tu mirada subyugante,
con la que me hiciste súbdito.
Fue como un salir de la nada
para dar en la diana del Todo.
No recuerdo otra luz que la tuya,
no lo consigo, no puedo. Solo alcanzo
a achacarlo a la abducción
en la que desde entonces vivo.
No recuerdo la fecha, ni el método.
Qué buena ventura ver a Dios...
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Merche, por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Que bueno es sentir un gran amor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin dudas que lo es, Antonia. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Poema muito bonito que muito gostei de ler. Elogiável inspiração poética.
ResponderEliminar.
“” Bom Fim de Semana ““
.
Muchísimas gracias, Rykardo.
EliminarPreciosooooooo!!!!! Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, Charo, por tu valoración.
EliminarUn abrazo.
¿Y que más da recordar el día? el hecho es que sucedió.
ResponderEliminarSin dudas que es tal como dices, Tracy.
EliminarUn abrazo.
Sucedió y te marcó la vida, llenándola de amor y satisfacción por el encuentro...Muy bello y también puede tener varias lecturas, Francisco.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y admirado.
Como te he comentado en otro momento, creo que la página plurisignificativa es más hermosa y llega al corazón de todos los lectores. Una vez publicado, uno pierde el poema en el sentimiento de cada lector.
EliminarUn abrazo unívoco.