La lluvia destila la opacidad
de días remotos,
en esa frontera entre lo insulso
y lo tal vez soñado,
la insatisfacción de lo no recomendado.
También los deseos tienen
una entidad
que linda con la fantasía,
o con lo irrealizable
de ensoñaciones recientes,
o con la prudencia de lo lícito
y fuera del alcance
de lo social o lo prudente.
Atrévete a pasear bajo la lluvia,
ahora que es menuda, tamizada
como el polen del azahar,
ahora que no arrecia, que acaricia,
y antes de que sea demasiado tarde;
la prudencia te ha traído hasta aquí,
es cierto,
no quieras retirarte para siempre
sin haber vivido.
Claro que no queremos retirarnos sin haber vivido, hay que respirar y sentir todo este ambiente que has descrito tan magistralmente.
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Hay que perseverar, Sara. El camino es largo y no siempre es igual ni tampoco son idénticas las fuerzas para afrontarlo, pero hay que seguir hasta el final.
EliminarUn abrazo.
Pues fíjate que hoy me ha tocado caminar bajo la lluvia y sin paraguas. He ido a la piscina con sol y a la salida estaba a todo llover así que me he lanzado bajo la lluvia hasta casa ya que no he tenido paciencia de esperar a que parara... que los obstáculos no nos impidan seguir viviendo. Saludos
ResponderEliminarMagnífica actitud, Charo. Te sobra jovialidad.
EliminarUn abrazo.