“Las cosas que le ocurren a un hombre les ocurren a todos.” (J.L.Borges)
Ahora es el tiempo de la reflexión,
del apacible estar siendo, sintiendo,
asintiendo, afirmando, consintiendo,
recopilando, mascullando, regurgitando;
tiempo de días de aplomo,
de calma, de una vida serena
y sin urgencias imprudentes.
No tanto de hacer como de sentir;
no tanto de emprender como de
releer los renglones torcidos.
Vivir es recordar; meditar,
el medio por el que reconciliarnos con la historia,
con mi historia, con nuestra historia,
con lo inamovible, con los latidos frenéticos,
con las tachaduras y los equívocos;
tiempo de corregir la deriva y pedir perdón.
Cuando la noche se presiente,
cuando el ímpetu sestea los pasos perdidos,
emerge el sosiego y hacen opalinas las tardes tórridas
de histeria prepotente y tozuda:
luz mortecina alumbrada de experiencia.
No es tiempo de insultos ni revanchas,
sino de encuentro, porque
“las cosas que le ocurren a un hombre les ocurren a todos”.
Nunca es tarde para recuperar este texto reflexivo que da nombre al blog.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Gracias, Cayetano, por tu comentario, bien ha merecido la pena volver sobre él.
EliminarUn abrazo.
Sabia reflexión. Como todo lo que aquí compartes. Ese pueblecito tan blanco y reluciente en plena sierra de ¿?... debe de estar rezumando sabiduría y buen temple por cada esquina, bajo cada árbol, aderezado de jara. ¡Si pudiera, me gustaría conocer esos bonitos pueblos del interior de Andalucía.! Y muchos más rincones... pero el tiempo se me escapa... así que no sé... tal vez algún día...
ResponderEliminarHermoso Francisco como todo lo que publicas,hermosa reflexion Gracias!
ResponderEliminarSiempre tan sabio y acertado. La belleza presente en tus letras, me encanta, francisco. Que la vida siempre te sonría como tú le sonríes a ella. saludos
ResponderEliminarHermosa reflexión para llevarla a la práctica.Saludos
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