En nuestras manos,
cien cosas inútiles que no son imprescindibles,
esas que no cuentan para nada
en el día a día,
y que tan complicado resulta prescindir de ellas.
Un lápiz y un papel
donde elaborar la lista de la compra,
-además de saldo o crédito-
para hacer algo eficaz
y que converjan en el mar
de nuestras apetencias con aprovechamiento.
Un lápiz y un papel
donde recoger la inspiración
y tratar de ponerla por escrito,
-con las tachaduras que sean oportunas-
lo que nos hiere, lo que nos duele,
lo que nos conmueve o nos acaricia el alma.
Un lápiz y un papel
con el que apresar el tiempo,
impidiendo que se den a la fuga
las ideas itinerantes, las andariegas,
y también las peregrinas,
que pudieran elaborar una prórroga
a los momentos de estupefacción o de deleite.
Un lápiz y un papel
para esta desmemoria mía
en sus tristes horas de lagunas y olvidos.

Siempre lápiz y papel. Son imprescindibles para tantas cosas... Más que las tijeras.
ResponderEliminarFinalmente, Cayetano, lo simple es la puerta de acceso y lo imprescindible.
EliminarUn abrazo.
QUE GRAN CANTIDAD DE COSAS SE PUEDEN HACER CON UN SIMPLE PAPEL Y UN LÁPIZ. PARA MI SON IMPRESCINDIBLES.SALUDOS CHARO
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