De la mano,
un ensamble vocacional
cuyo pegamento es la voluntad
hacia un destino común
que se irá elaborando
con los medios disponibles
y los soñados e inalcanzables.
Los propósitos suelen ser grandiosos,
sin que por ello lleguen al grado de rimbombante.
En el silencio y el arrobo
de dos de la mano, una dilatada ensoñación,
un proyecto de vida en común
cuyo perfil nace del diálogo
y su energía lo hace en el silencio
y en la contemplación.
De la nada, de la voracidad incontenible
de la impetuosa juventud,
de esa chispa o fuego fatuo,
de la mirada del uno en el otro y viceversa,
de esa confluencia,
de ese encuentro eternizado,
una chispa con vocación de llama imperecedera.
De la mano de el y ella,
una descarga eléctrica,
dos polos que se atraen y hacen masa
con la ceguera de no querer ver otra cosa
que arder en esas llamas purificadoras.
Que bonito que resulta ver a las parejas cogidas de la mano. Saludos
ResponderEliminarA mis muchos años me sigue pareciendo tierno.
EliminarUn abrazo.
Comienza por ser atracción química, pero después hay que aprender a empatizar, entenderse y madurar juntos...Eso lleva toda una vida y muchos se quedan en el camino por falta de paciencia y generosidad...
ResponderEliminarMi abrazo y feliz fin de semana.
Toda una vida aprendiendo a vivir los momento dulces y también los amargos. No hay otra.
EliminarUn abrazo fraterno.