29 octubre 2017

LO INAMOVIBLE




El relojero, disconforme con este estío prolongado,
ha retrasado el reloj para darnos la ilusión óptica
o para que amanezca a capricho de la industria,
como si hubiera medio de abaratar
la factura eléctrica. Tal vez,
para acabar de trastornarnos,
al igual que sobrecoge
un huracán de estorninos que nublan
la noche estrellada en las aristas malolientes
de las cloacas.

Un artificiero de despacho, un alquimista osado,
bajo el influjo de algún brebaje inconfesable,
en lo cenagoso de su triste negociado,
corrige la plana al Hacedor
y ordena a la noche que se estire
en la goma de chicle
de un tempestuoso ensueño,
y se frota las manos porque le ha llevado el pulso
a lo inamovible.

8 comentarios:

  1. Si dejaran ya las agujas tranquilas... ganaríamos todos.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Las seis de la tarde y casi de noche. ¿Eso es lo que hemos avanzado? Me lo expliquen.

      Un abrazo.

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  2. Hoy atrasan la hora, dentro de seis meses la adelantan, menudo cachondeo.

    Un abrazo.

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    1. Y encima nos tenemos que tragar unos cálculos aritméticos de ahorros que no sé a qué bolsillos irá.

      Un abrazo.

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  3. Si el domingo te levantas con la hora antigua, como es mi caso, tendrás que adelantar un poco la hora del almuerzo por la hora nueva.

    Besos

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    1. La verdad es que los primeros días es un trastorno. Ayer domingo me sorprendió lo pronto que se hizo de noche y tuve que encender la luz.

      Besos.

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  4. Los que lo establecieron juran que implica ahorro, yo no lo creo, pues mantenemos más horas las luces encendidas. Y es tristísimo llegar siempre de noche a casa, para quienes adoramos el sol.
    Besos de anís.

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    1. Los que hacen los cálculos deben ser los que se bebieron el anís, Sara, porque no dan ni una. Ja, ja, ja...

      Besos.

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