30 abril 2012

MAGINES Y OTROS TRAJINES


¡Dichoso el que sabe lo que quiere, así deja de malgastar esfuerzos en todo aquello que le distrae de su meta!

¡Gracias a Dios que no he tenido que pasar por tener la menstruación! ¡Sólo faltaba que careciendo de los muchos encantos de ella tuviera fases como la luna!


¡Lo encontré! El estragón está en el diccionario, además de en numerosas recetas de cocina.

¿Por qué si es arte la pintura, la escultura, la literatura, no lo es la agricultura?
“¡Ahí está la madre del cordero!” ¡Ahí está la oveja!

“Los excesos se pagan”: el de alcohol con una borrachera; el de comida con una indigestión; el de estrés con un infarto; el de velocidad, con mucha suerte, con una multa; sin ella, con un lamentable accidente que posiblemente no puedas contar.

Al llegar la noche, las imágenes juegan y canturrean como sutiles surtidores en las aguas opacas de los ensueños.

Al producirse un incendio en la colmena, dijo la reina con regia voz: ¡No hay más cera que la que arde!

Así como el cuerpo se libera de gran parte de peso cuando se sumerge en el agua, se descarga la conciencia al revelar un secreto; no obstante, conviene, tanto nadar y guardar la ropa, como guardar en secreto las intimidades que no deseemos ver aireadas a los cuatro vientos.

Aunque ciertamente los humanos sólo somos iguales, sin distinción de razas ni credos, en el nacer desnudos y en el indefectible morir, somos menos iguales en las prendas que viste la nacida desnudez, y en las pompas fúnebres que darán por acabadas tantas diferencias y privilegios.

Aunque el que teme es un temeroso, el que medra no tiene por qué ser medroso.

Aunque la causa es el origen y el efecto la meta, todavía no se sabe a ciencia cierta quién es antes, si el huevo o la gallina.

29 abril 2012

AZUL



Azul. Azul intenso;
como la mar azul,
como el cielo azul
límpido y claro.
Azul; como los sueños
que enraízan el sustento
en un ideal de pureza,
noble y virginal.
Azul. Azul esponjoso,
dúctil, meloso,
cristalino y sincero;
azul como un brazo de agua
que sacia la voz rancia
del afónico silencio.
Azul. Azul denso;
como tu mirada,
como la luna
en la que me reflejo,
como el ansia que me devora,
como el deseo. Azul.

28 abril 2012

SUBIDA DE IMPUESTOS O CÓMO EL LENGUAJE LO SOPORTA TODO


El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, ha anunciado que el Gobierno tiene previsto incrementar los impuestos al consumo en 2013 con el objetivo de conseguir recaudar 8.000 millones de euros.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, De Guindos explicó que el Ejecutivo está planteado una "modificación de la estructura impositiva" en España, en el sentido de reducir los impuestos sobre el trabajo y aumentar la carga impositiva sobre el consumo.






Ha trascurrido pocos meses desde las elecciones, pero el lenguaje evoluciona a gran rapidez y lo soporta todo: lo uno y lo contrario, sobre todo cuando se usan eufemismos.

DELETREANDO



Como la sombra y la luz es una persecución constante entre el alba y el ocaso, así también el amor es una disputa dándonos constantemente.

Somos mezcolanza de lo bueno y malo, de lo angélico y lo diabólico; en nuestro interior, ahí es donde se esconden los frutos del mundo.

Mis temores se cultivan en la cueva de mis oscuros pensamientos; sólo la luz los deshace con la parsimonia de lo evidente.

El arrepentimiento implica el cambio de rumbo; lo contrario son decorativas lágrimas de cocodrilo.

La glotonería es un castigo para el cuerpo; pero la dieta es un castigo para el alma.

En la desesperación, las señas de identidad de nuestras rotas esperanzas.

El médico comprende el dolor del enfermo, pero es éste el que lo padece.

Las promesas son las notas musicales de la seducción; la decepción, el ruido del desencanto.

Buscamos los tesoros que soñamos con la mente, pero encontramos aquello que se materializa en nuestras manos. ¡Con frecuencia tan distinto!

Las nubes se hacen un arrebol armónico al compás de los silbos de la brisa.

Cuando el donarie no nos acompaña, el silencio es nuestro aliado.

A la persona malhumorada le queda estrecho el traje de la vida.

27 abril 2012

EL MILAGRO



Canta el gallo, lo imagino caporal
de un ejército gallináceo
que posiblemente esté habitado
de soledad o multitud;
a poco, las primeras luces,
pero con matices que hablan
de una esencia genuina e incomparable
a la de días anteriores; a lo lejos,
tenues campanillas llamando a maitines
y en mi mente un tumulto de tocas
que se arremolinan ante el oratorio;
desde el asfalto, el fragor del tráfico
que gorgoja metálicos alientos,
y en el acerado algún imprudente vocinglero
que no entiende del descanso ajeno;
ya se levanta el sol,
mas con un grado de escora
sobre la órbita precedente
dispuesto a hacer eslalon entre las nubes;
todo es igual, todo es distinto:
cada amanecer es una prórroga
de vida, un sumatorio
a los años vividos donde se colmatan los días
y se arremolinan los achaques.
Todos los amaneceres son distintos
cuando, más allá de la luz del día,
ves el milagro y en el milagro la mano
invisible que lo hace posible.

26 abril 2012

MIÉRCOLES DE FERIA



















































25 abril 2012

DEL CONOCIMIENTO DE LA INMENSIDAD


El joven Marcelino  oía extasiado a su padre cuando le contaba cómo de caudaloso era el Gran Río y trataba de que le hiciera comparaciones con el arroyo que pasaba por su aldea, el cual había lugares por los que podía fácilmente vadear. “¿Como tres veces el arroyo, papá?” El padre trataba de explicarle lo que es un puente con varios ojos, pero Marcelino no era capaz de imaginar más allá de dos ojos, siendo consciente de que él sólo conocía la geografía de su aldea. Marcelino se hizo mayor y fue a la ciudad, donde conoció el Gran Río del que tanto le había hablado su padre en su infancia y al que nunca supo dimensionar. Quedó tan maravillado que, en su asombro, no se privó de comentar en voz alta: “¡Ahora comprendo lo que es la inmensidad!”


Sucedió que un viejo que estaba cerca de Marcelino escucho su asombro y le dijo: “Joven, esto es un simple río, la inmensidad es el anchuroso mar”. A lo que Marcelino repuso: “¿Cómo tres veces el Gran Río?”. “¡Más, mucho más, muchísimo más; el océano es la verdadera inmensidad!” Marcelino sintió el impulso de conocer y en lugar de regresar a su aldea quiso viajar al mar. Cuando estuvo en el puerto, sus ojos, maravillados, no eran capaces de asimilar la anchura que se abría ante él hasta el horizonte, donde pensó que todo acababa. En eso le preguntó a un viejo marinero si en aquella línea del fondo, donde el cielo se junta con el mar, es donde se acaba todo, y éste le contestó: “No jovencito, lo que ves es sólo lo que te permite tu vista; el mar llega muchas millas más allá de lo que puedas imaginar”.


De regreso a casa, ayudó a un viejecito ciego a subir al autobús y compartieron la misma fila de asientos. A poco, el joven Marcelino le estuvo explicando al ciego que había conocido el mar y todo el proceso que había seguido hasta concebir lo que es la inmensidad. Entonces el ciego le dijo: “Joven, aun más inmenso que el mar es el cielo, pues éste cubre todo el mar y hasta todos los ríos y la tierra; pero sucede que de día no podemos apreciarlo porque el sol nos impide la visión y de noche porque la oscuridad no nos deja ver más que centenares de puntos luminosos, que son las estrellas”. “Pero, ¿usted lo ve?” —le preguntó Marcelo— “Lo veía antes de quedarme ciego.” Cuando Marcelino llegó de nuevo a su aldea, le explicó a su padre todo lo que había conocido y le preguntó: "Entonces, padre, ¿cómo será la inmensidad del Creador?"

24 abril 2012

PATIO SEVILLANO


Hablemos de costumbrismo. Esta media noche, precisamente a la hora que publico esta página, se está inaugurando la Feria de Sevilla. A las 12 en punto de la noche tendrá lugar el alumbrado de esa extensa zona efímera ciudadana donde se desarrolla la Feria, alumbrada por miles de bombillas. A diferencia de la Semana Santa, la cual transcurre por toda la zona centro y procesiona a través de la ciudadanía, la Feria está ubicada en un recinto cerrado al que hay que trasladarse. La noche del lunes, antes de que se inaugure el alumbrado, es conocida como la Noche del Pescaito, ya que esa es la cena más típica y tópica de la mayoría de las casetas.


Es pronto para ofrecer imágenes de la Feria, pero quiero entregar a mis lectores unas imágenes de lo más característico de las construcciones en esta ciudad: los patios.


Se hace casi imperioso al pasear por las calles de esta ciudad, mirar con curiosidad cuando veamos un zaguán abierto, ya que lo que nos espera dentro es un espectáculo visual que no nos debemos perder.


Y como para muestra basta un botón, sea, y que ustedes lo disfruten.


Última hora:
El encendido de la Feria (vídeo)

23 abril 2012

XXVII EXHIBICIÓN DE ENGANCHES DE LA FERIA DE SEVILLA


La Exhibición de Enganches de la Feria de Sevilla, es el preludio de ésta y tiene lugar el domingo previo al comienzo de la Feria. Su objetivo primordial es la promoción del enganche en todas sus especialidades, y como uno de los medios para la consecución de este fin, se organizó la primera Exhibición en 1984, desarrollándose el mismo en la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería.


Los coches que participan son los tradicionalmente utilizados en nuestra feria desde el siglo XIX, y muchos de ellos -piezas de museo-, pertenecen a esta época: breacks, jardineras, faetones, carretelas, landeaus, milords, sociables, etc. Del carruaje se puntúa la calidad de construcción, la conservación, limpieza, altura de la lanza y los accesorios como faroles, voleas, balancines.


Las guarniciones suelen ser a la calesera, típicas de nuestra tierra; a la inglesa con collerón o pecho petral y a la húngara. De los arreos se valora la calidad de su ejecución, cuero, hebillaje, costura, borlaje en el caso de ser calesera, limpieza y conservación, embocadura y corrección en su colocación.


Los caballos, sobre todo, suelen ser de pura raza española y la mayoría procedente de las ganaderías de los propietarios de los coches. En menor cantidad árabes y cruzados. No faltan las mulas, animal que históricamente, en España, siempre ha sido enganchado y que en Sevilla ha supervivido gracias a los aficionados. De estos nobles brutos se juzga la calidad, limpieza, presentación, forma física, trenzados de crines y colas, heridas o rozaduras, herraje, inclinación del casco, colocación de la herradura…


En cuanto a los ocupantes, el cochero y lacayo, deben ir vestidos en consonancia con las guarniciones. Los pasajeros, normalmente féminas, van ataviadas con mantilla blanca, prenda española, cuyo uso se va recuperando, gracias a esta iniciativa.










22 abril 2012

CALLEJERO


Canta en la calle, en la céntrica calle Sierpes, bajo el dintel de uno de esos comercios que echaron el cierre porque la actividad económica está adormecida. Nadie conoce su nombre, ni siquiera hay un cartel que lo anuncie. Se acompaña a sí mismo muy dignamente con una vieja guitarra cuyos ecos no son de maderas muy nobles, pero José —que digo yo que nombre debe tener y este que le asigno hasta es posible que lo sea— canta flamenco como para merecer un escenario con tramoya, candilejas y buena acústica. Lo hace a pleno pulmón, sin aliviarse son el reverb ni zarandaja alguna. Pasan los viandantes y ni siquiera les prestan oído, salvo alguno que otro de tarde en tarde. A sus pies, a un metro de distancia, una lata recoge la misericordia de aquellos que imaginan que José también come. Hace cantes populares; desgrana uno tras otros fandangos naturales y de Huelva. No hay aplausos, cada quien va a lo suyo y ni siquiera se atreven a manifestar su admiración para no pasar por taquilla —por la lata—. De vez en cuando, una soleá que corta la respiración. “Maestro  —le digo—, usted merece otro escenario más digno”. “La vida le lleva a uno  —me responde—, por el camino que puede." Le dejo una moneda en la lata al retirarme y él me responde con un gesto, al tiempo que rasguea una falseta. La gente sigue su caminar de un lugar a otro; son pocos los que entran en los comercios a estas horas de la mañana y en los tiempos que corren; cada quien con sus prisas y con sus pensamientos. El eco de José, de su potente voz  —si es que así se llama—, se empieza a desvanecer en la distancia y me pierdo en la muchedumbre.

21 abril 2012

LO RECONOZCO


A Pilar Galindo

Lo reconozco;
reconozco mi olvido;
me dijeron que me esperabas,
pero no presté oídos
a otra cosa que no fuera
mi runrún interior,
mis urgencias y acomodos.
Un día  —ya sabes—,
me sentí naufrago en medio
del sinsentido y el mundo
—a punto de engullirme—
me presentó su cara poco amable;
creí que sería un guiño avieso
y aun no supe ver el infortunio
que ya era tempestad ingobernable.
Fue entonces cuando llamé
con timidez a tu puerta
y tú estabas con la oreja en la aldaba:
me abriste, serviste el mejor mantel
con tierno pan y generoso vino;
cené contigo y me ganaste,
espero que para siempre.
Lo reconozco;
reconozco que me había olvidado de ti,
que no te hice mucho caso,
pero tú me estabas esperando
tal como lo habías prometido.

20 abril 2012

EMPRENDEDORES POBRES

Las medidas anti crisis que va goteando el gobierno nos están dejando tan fríos como estatuas, como carámbanos de hielo que van colgando del tejado de nuestras vidas y que nos deja poco a poco con los pies al aire. Ante tales circunstancias, la gente se abre camino como puede, los bancos siguen atrincherados en salvarse a sí mismos, los comedores sociales están a revienta calderas, los políticos agazapados en sus privilegios y las personas que caen en desempleo son día a día más y más; los cinco millones largos se prevé que sean seis a corto plazo, y que pare ahí la cosa.


Ante tales circunstancias, la gente no tiene más remedio que abrirse paso antes de llegar a la extenuación. No hay más que pasear las calles céntricas de la ciudad para darnos cuenta cómo ha crecido la corte de los milagros en número y variedad. A los músicos callejeros de estilo y diversidad armónica y los pedigüeños profesionalizados —con carteles mugrientos y las correspondientes faltas ortográficas—, se han sumado los vendedores de pequeñas macetas de velador en velador, los artesanos de la bisutería callejera, los vendedores de abanicos y globos, los dispensadores de almendras tostadas, los malabaristas sin pista de circo y se ha incrementado el número de estatuas vivientes.

Como estatuas vivientes no hemos quedados en Cáritas con la avalancha. Ahora ya no son pobres de solemnidad y viudas de pensiones raquíticas, sino empobrecidos de clase media que llegan con pudor en busca de auxilio. Algo novedoso está sucediendo: algunas personas, urgidos por las necesidades y ante el triste panorama de tener que tender la mano en busca de socorro, están solicitando microcréditos con los que emprender pequeñas tareas de compraventa o manualidades, una iniciativa que les honra, que les obligará a escabullirse de los municipales y que convierte la caridad en bancos de bolsillo, tarea para la que no cuenta con los medios adecuados. Ahora se retira de los Presupuestos Generales del Estado las pequeñas ayudas a ese escalón ínfimo de la sociedad; mañana los pobres crecerán de forma exponencial, aunque a los ojos de Cáritas seguirán siendo todos ellos igualmente solemnes.

19 abril 2012

NO SABÍA QUÉ DECIR...


En el yunque del diccionario, los ornatos y sinuosidades de las letras fraguan pensamientos.

Cuando se pierde la esperanza nos hacemos vecinos de la muerte.

En cada encrucijada una decisión que tomar; en cada decisión el riesgo de errar.

A veces no sé si vengo o si voy, si sueño o estoy cavilando.

El árbol sabe mucho del subsuelo, pero mira hacia arriba y calla.

La tristeza sabe a agua de pozo; la alegría a vino de esperanza.

Por cada militar de bronce que se solea de intemperie en la plaza, a lomos de su cabalgadura, cientos o miles de soldados anónimos en lugares desconocidos.

Es más fiel a mí la imagen que pienso que la que me devuelve el espejo, a la que no reconozco.

La poesía es tímida y habla lo sucinto; la prosa habla sin parar y hasta se enrolla como las persianas.

Se cree el corrupto un salvapatrias por el que debe recibir público reconocimiento; una vez reconocido, sigue justificando sus malas artes haciéndonos comulgar con ruedas de molino.

El naufrago, en la inmensidad del mar, recordó con afecto a su monitor de natación.

Las guerras lo ponen todo patas arriba: las ciudades y pueblos desolados y los cementerios de bote en bote.

Entre el ocaso y el alba me habita una nebulosa de la que apenas recuerdo como en sueños.